Grandes personas, excelentes profesionales, ¿Cómo formarlos?

El futuro del país depende de la formación de los jóvenes en la actualidad. Su experiencia en los espacios educativos, dentro del entorno y en torno a la academia, forjará su carácter profesional y humano.

El reto es, entonces, formar para la excelencia. Partir con la formación humana como base, edificando el apartado profesional sobre esta, es el mejor camino para lograrlo.

Alcanzar la excelencia es el objetivo más valorado de cualquier estudiante. Nosotros creemos que tiene razón. Es necesario alcanzarla como profesional y también como ser humano.

Cursar materias de corte humanista, que despierten su sensibilidad, es una forma de hacerlo. Por eso es importante prestar atención a las universidades que las incluyen en su malla curricular.

Esta es la razón por la que en la UCSP ofrecemos planes de estudio diversificados. Esto facilita a los estudiantes nadar en las aguas profundas de su carrera, manteniendo siempre una conexión con la realidad circundante.

Otro punto que fortalece la formación profesional y personal de los estudiantes son las actividades extracurriculares. Un centro educativo que ofrezca a sus alumnos la posibilidad de participar en este tipo de eventos está velando por el desarrollo de profesionales vinculados a su lado humano.

¿Deportes, seminarios profesionales, voluntariados sociales, clubs de pasatiempos o actividades culturales? Son todos fundamentales, pues fomentan el intercambio entre individuos y construyen un tejido social más cohesivo. Muchas de estas actividades, además, fomentan las habilidades blandas tan solicitadas hoy en día.

Existe la opinión de que ser un profesional excelente y una gran persona es solo responsabilidad del propio estudiante. Que de su dedicación saldrán los resultados. Para nosotros, es un poco más complejo. Por eso lo vemos como una triada que trabaja en conjunto.

Mucho del proceso de crecimiento dependerá de su actitud y sus aptitudes. Por eso siempre es importante que el estudiante sea una persona abierta y dispuesta a las experiencias, en especial a las que ofrecen los entornos académicos.

Al principio todo le puede parecer abrumador, es cierto, pero con el paso de los semestres podrá discernir lo que le servirá en su propio camino y lo que no.

El trabajo de los profesores, el puente definitivo hacia el mundo profesional, en ocasiones parece pasar a segundo plano. La verdad es que mucho depende de ellos la formación integral de los estudiantes. Hoy por hoy, además, su capacidad de adaptarse con rapidez a las cambiantes tecnologías es imprescindible.

Un profesor necesita ser estricto, pero también abierto a las circunstancias de sus estudiantes. El sano diálogo, dentro y fuera de las aulas, es una de sus herramientas más valiosas frente a jóvenes que están hambrientos por comerse el mundo.

Algunos padres consideran que es suficiente con mandar a sus hijos a una buena universidad. Creen que con esto cumplen con su responsabilidad y que en adelante toda la formación queda dentro del recinto universitario. Nosotros consideramos que no es así.

Un padre atento, con un ojo avizor para las dificultades que puede estar atravesando el hijo, hace una gran diferencia. No se trata de asfixiar los espacios, pero sí de hacer saber que el apoyo está allí. La mejor forma de enseñar es a través del ejemplo; y el mejor ejemplo siempre viene de casa. Asegurar excelentes profesionales y grandes personas empieza mostrándoles que es posible hacer y ser ambas cosas.

Engranar todos estos elementos es la mejor manera de aportar a la formación en excelencia, tanto en el espíritu profesional como personal.